Introducción
En esta primera unidad se
darán los elementos fundamentales para estudiar el tema central de nuestro
curso, la ciencia política. Para lo
cual se abordarán los siguientes asuntos: Conceptos de
política, poder y Estado, iniciaremos el curso estudiando tres ideas fundamentales de
la teoría política. El segundo punto a tratar será Planteamientos epistemológicos de la Teoría Política, aquí abordaremos
los aspectos epistemológicos (científicos) que tiene la teoría política, además
de conocer la diferentes posturas teóricas que existen en torno a la teoría del
conocimiento. En tercer lugar estudiaremos La
Ciencia Política como ciencia social, lo cual indica que veremos desde la
perspectiva general de las ciencias sociales, el lugar que ocupa la ciencia política,
es decir, ahondaremos en el conocimiento de su objeto de estudio, los
procedimientos empleados para abordar su temática, su análisis teórico, su metodología
de investigación, con lo cual veremos la diferencia que hay entre ciencia política
y teoría política. En el cuarto apartado de esta primera unidad, Modelos de análisis de los fenómenos
políticos, nos adentraremos en algunos modelos teóricos de análisis con los
que la ciencia política ha intentado explicar la realidad que nos rodea desde
el punto de vista político. Finalmente, el quinto inciso se refiere a los Conceptos básicos de la teoría política,
en donde completaremos los conceptos fundamentales vistos en el primer apartado,
de esta manera, el alumno obtendrá las herramientas básicas para poder leer, analizar,
entender y criticar una propuesta, un discurso o un sistema político.
Antes
de iniciar es conveniente empezar explicando los conceptos fundamentales que se
usaran a lo largo del curso y que, al mismo tiempo, son las ideas que
constituyen la estructura de la ciencia
política.
Lo
primero que hay que hacer es aclarar los conceptos primordiales de ciencia, teoría y política, para
entender, en una primera instancia, la diferencia que hay entre Ciencia Política
y Teoría Política. A reserva de estudiarlos a fondo a lo largo de la unidad,
conviene hacer una breve definición de estas ideas, para poder entender varios
temas que se desarrollan en la presente unidad y en el resto del curso.
El
concepto ciencia (palabra que proviene de la latina Sciencia, que significa conocimiento),
ha tenido diferentes interpretaciones a lo largo del tiempo, a pesar de que
muchos lo entienden como una noción ahistórico, es decir, como algo que siempre
ha sido de una determinada manera y no ha cambiado. En este curso se entenderá
a la ciencia en un sentido histórico, o sea, como un concepto que tenido
distintas acepciones en cada uno de los periodos históricos.
Con
base en lo anterior, podemos decir que la idea actual de ciencia nace en la
modernidad (siglos XVII-XVIII), esta idea nos muestra que la ciencia es un
conocimiento sistemático y metódico, que debe tener un medio de comprobación y
explicación que recae en las matemáticas, amén de producir leyes y principios
de tipo universal. Pero, el concepto de ciencia no siempre ha sido entendido, así,
por ejemplo, en la Grecia Clásica, se entendía como Episteme, es decir, el conocimiento verdadero. En la Edad Media, a
lo que hoy llamamos ciencia se le denominaba Filosofía Natural.
En este curso, siguiendo al Dr. Luis Villoro
[Creer, saber, conocer, séptima
edición, México, siglo xxi editores, 1992], entendemos como ciencia como “un conjunto de saberes compartibles
por un comunidad epistémica
determinada […] La ciencia es un cuerpo de saberes, antes que un conocer, le
importa la objetividad. Su propósito es establecer razones incontrovertibles. Su
ideal es un conocimiento compartible por la intersubjetividad racional más
amplia. La necesidad de objetividad la compromete a la crítica incesante de los
motivos personales que distorsionan las razones y pretenden pasar por validos, fundamentos
irracionales. Por ello la ciencia es un instrumento universal. La objetividad
de su justificación le permite ser una garantía de verdad para cualquier sujeto
que tenga acceso a sus razones. El saber científico no sólo asegura el acierto
en su acción a un individuo, sino a cualquier miembro de la especie. La ciencia
no hace sentido de personas, porque puede servir a todas, para cualquiera fines
que se propongan acordes con la realidad.”
Respecto
a la noción de teoría, es primordial
conocer que es una palabra de origen griego: theoria, significa, entre otras cosas, reflexión y contemplación. Así
pues, entendemos por teoría (según
el DRAE) como el “Conocimiento especulativo considerado con independencia de toda
aplicación.” Por lo tanto, teoría es cualquier pensamiento o reflexión
intelectual que nos lleve a explicar algún acontecimiento.
A
pesar de que analizaremos con más amplitud el concepto de política en el primer apartado de esta unidad, conviene decir que también
es una palabra de origen griego, formada por dos elementos lexicológicos, la
palabra Polis y el sufijo ica. Ahora bien, Polis, en el sentido más de simple, significa ciudad, mientras que
el sufijo ica se usa para indicar “relativo
a”. Por lo tanto, política
significa, etimológicamente, “lo relativo a la ciudad”, es decir, que la política
estudia todo lo relacionado con la ciudad, pero ¿qué es la ciudad? Hay que entender que para los griegos
clásicos, el hombre no podía vivir solo, porque el hombre es un animal social,
un zoon politikon como decía
Aristóteles, un animal político que formaba entidades sociales para vivir.
Estos grupos humanos juntos formaban núcleos sociales, grandes o pequeños
que se establecen en un lugar determinado para desarrollar sus vidas. A estas comunidades
se les llamó Polis, que eran conglomerados
humanos en donde vivían, se protegían unos a otros, además producían víveres y mercancías
para satisfacer la mayoría de las necesidades de sus miembros. Sin entrar en
detalles, por el momento basta decir que estas ciudades crecieron y se fortalecieron
formando lo que hoy llamamos conceptualmente Ciudad-Estado.
Así
las cosas, entenderemos a la Teoría
Política como la reflexión sobre cómo los seres humanos deberíamos ordenar
nuestra convivencia en sociedad. En este sentido, la tarea de la Teoría Política es precisar conceptos
políticos fundamentales, como libertad,
igualdad, democracia, justicia, bien común, Estado, poder, etc., además de examinar cuáles instituciones y qué prácticas
políticas conducen explicar la vida en sociedad de los seres humanos. Por eso se
estudiaran los textos principales en la historia del pensamiento político
(clásico, medieval, renacentista y moderno) y las cuestiones e interrogantes
que tales textos plantean en relación al diseño del orden político y social.
Por
otra parte, la Ciencia Política es una
ciencia social que tiene por objetivo
definir la forma en que los seres humanos han construido sistemas y comportamientos
políticos, a través de explicaciones racionales, verdaderas, comprobables y
universales de manera teórica y práctica.
En
todo caso, la ciencia política y la teoría política son disciplinas que
surgen en el siglo XIX, aunque sus materias de estudio tienen más de cuatro
milenios de existencia. Por otra parte, ambas materias por ser reflexivas y especulativas
tienen relación directa con la filosofía.
1.1 Conceptos de Política, poder y Estado.
En este apartado
estudiaremos los primeros tres conceptos fundamentales de la Teoría Política y
de nuestro curso: política, poder y Estado. Estas nociones se completaran con las que se estudiaran en el
apartado 1.5 de esta unidad, en donde ahondaremos en otros conceptos básicos.
Antes
de empezar con el análisis de estas tres definiciones iniciales, hay que advertir
que, tanto estos conceptos como todos los demás que estudiaremos y los demás que
componen la Teoría Política se imbrican
unos a otros, por esta razón, a pesar de tocar un concepto en particular,
podemos hablar de otro, o de varios más, al mismo tiempo. Además de que los
conceptos que estudia la Teoría Política se modifican a través del tiempo, razón por la cual el saber político
es dinámico. Por eso, al estudiar Teoría Política debemos tener en cuenta que
los conceptos son diferentes respecto a cada época o periodo histórico y de
cada autor que leamos.
Por
otro lado, es importante prevenir al
alumno de que las ciencias sociales no poseen un único objeto y
método de investigación, pero podemos establecer sus objetos y estudiar sus métodos
con base en la premisa de la existencia de una pluralidad ideológica y
epistémica. Esto se debe a que hay varias maneras de investigar los fenómenos sociales,
a través de los distintos paradigmas
interpretativos que se manifiestan en las diversas áreas de exploración científica
que comprenden las ciencias sociales. Lo anterior se explica porque la
adecuación teórica-práctica entre los rasgos particulares de cada realidad
social y las formulaciones de los objetivos y métodos de investigación son
distintas en cada investigador que intenta explicar los fenómenos sociales. Todo
este conjunto de teorías e investigaciones ha producido una fuerte marejada en
el mar de las ciencias sociales que hoy en día se caracterizan por su tendencia
a la polémica, a la controversia, pero, al mismo tiempo, a
la pluralidad.
Así que la pluralidad
en las ciencias sociales es una pluralidad teórica y epistemológica, que surge
de la existencia en la sociedad de diversas definiciones sociales en pugna, que
buscan erigirse en “la verdadera”
explicación de la realidad social. Por lo tanto, la objetividad en las ciencias
sociales consiste en identificar, sistematizar y valorar a todas las teorías,
metodologías y explicaciones que dan cuenta de los fenómenos sociales. Sin
embargo, vale la pena mencionar que dicha pluralidad desaparece cuando los agentes epistémicos, que tienen poder
para imponer sus definiciones sociales de la realidad, se adueñan de las
ciencias sociales y elevan sus definiciones a la categoría de “saber científico”,
desterrando las demás definiciones de lo social y etiquetándolas como creencias
no científicas (ej., conocimiento popular, el uso del sentido común, conocimiento
infundado, etc.).
Con
la mente puesta en las advertencias antes mencionadas, debemos enfrentar el
conocimiento y aprendizaje correcto de los conceptos: política, poder y Estado. Para lo cual se hará, primero, una
definición nominal, seguida de una explicación de las implicaciones más
importantes de casa noción y enseguida se hará un breve análisis que incluye un
recorrido histórico por las perspectivas teóricas de los filósofos y pensadores
políticos más representativos de la historia de la ciencia política: Platón (ca. 427-347 aC), Aristóteles (388-322
aC), Maquiavelo (1469-1527), Hobbes (1588-1679), Hegel (1770-1831) y Marx (1818-1883).
Acerca de la política ya dimos su definición etimológica, respecto a su
definición nominal nos atenemos a la que nos proporciona el DRAE, que nos
provee de 12 diferentes acepciones, de las cuales tomaremos las siguientes: “[…]
7. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los
Estados. 8. Actividad de quienes
rigen o aspiran a regir los asuntos públicos y 9. Actividad del
ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su
voto, o de cualquier otro modo.”
La
palabra Política significa “lo
relativo a la Polis”, entendiendo Polis como ciudad-Estado, concebida, en primera instancia, como sociedad de
seres humanos. La Ciudad-Estado griega era una pequeña forma política
de convivencia de diversas familias en la que se desenvolvía la vida de las
comunidades de la Hélade, bajo un
régimen de autosuficiencia y autarquía. En la polis griega ningún problema que
plantea la existencia humana es ajeno a la política, pues ésta es un principio
activo, susceptible de abarcar todos los aspectos de la vida del hombre en
sociedad. La actividad política es caracterizada precisamente por su
universalidad y diversidad. Toda sustancia social puede ser, en un momento
determinado, sustancia política. En suma, la política en Atenas era lo que
concierne al conjunto de ciudadanos.
Los
romanos emplearon la expresión “civitas”,
equivalente a ciudad, pero con un contenido más amplio. Más tarde, la expresión
se generalizó hasta comprender todos las actividades que se relacionan con el
Estado, que es un concepto empleado por Maquiavelo en el recinto Renacimiento.
El Estado se
convierte en un objeto de conocimiento que ha originado diversas disciplinas
políticas, cuyos límites aún no son precisos, pero que se comprenden en la
ciencia política moderna.
Como ya hemos apuntados, la política tiene diversas interpretaciones y su concepto tiene varias
acepciones, sin embargo, el común denominador en todos los diferentes puntos de
vista desde los cuales se estudia a la política es que se refiere a grupos
humanos, desde los primitivos hasta los desarrollados. En este sentido, política se puede entender como la
actividad que tiene por objeto regular y coordinar la vida social, por medio de
una función de orden, defensa y justica, que mantenga la cohesión y el
desarrollo del grupo.
En la vida de social, determinadas actividades sociales se
refieren al Estado bajo diversos ángulos y constituyen actos que pueden influir
en la creación y mantenimiento de un orden de Estado determinado. De este modo,
la política es lo que hace referencia
directa al estado, aunque la política lo precede históricamente y su contenido
sea más amplio que el del Estado.
La Política se consideró como la ciencia práctica del Estado o
ciencia aplicada, que estudia el modo como el Estado puede alcanzar
determinados fines. Existe una controversia sobre la naturaleza de las ciencias
que estudian al Estado. La doctrina del Estado contiene esencialmente juicios
de mero conocimiento, en tanto que el contenido de la política está formada por
juicios de valoración, es decir, la
política no es una ciencia de lo que es, sino de lo que debe ser.
La política también puede entenderse como una lucha por el
poder político o como la ciencia que estudia al Estado. La política como ciencia
del Estado o del poder organizado en la comunidad humana de cualquier magnitud.
Cuando la política alcanza un nivel alto de evolución, se
convierte en el dominio de la esfera de los intereses públicos administrados y
representados por el Estado. La política es la acción relativa a este domino,
la dirección del grupo político, la influencia que se ejerce sobre esta
dirección.
En suma, la política se puede observar, al menos, desde tres
puntos de vista: 1) Como acción de poder. 2) Como disyunción entre la lucha y
la oposición de los estratos que se forman en las sociedades humanas. 3) Como
actividad orientada a un fin. [Andrés Serra Rojas, Ciencia Política, México, Editorial Porrúa, 1980, pp. 75-80].
Por
otro lado, si para Aristóteles el hombre era un zoon politikón, la sutileza que con frecuencia se omite es que
Aristóteles definía de esta manera al hombre, no a la política. Sólo porque el
hombre vive en la polis, y porque la polis
vive en él, el hombre se realiza completamente como tal. Al decir “animal
político”, Aristóteles expresaba, pues, la concepción griega de la vida. Una
concepción que hacía de la polis la
unidad constitutiva (indispensable) y la dimensión completa (suprema) de la
existencia. Por lo tanto, en el vivir “político” y en la “politicidad”, los
griegos no veían una parte o un aspecto de la vida; la veían en su totalidad y
en su esencia. Por el contrario, el hombre “no político” era un ser defectuoso,
un idion, un ser carente (el
significado originario de nuestro termino “idiota”), cuya insuficiencia
consistía precisamente en haber perdido, o en no haber adquirido, la dimensión y
la plenitud de la simbiosis con la
propia polis. Un hombre “no político” era simplemente un ser inferior.
Frente a ciertas teorías de origen sofístico, que consideraban a la sociedad
como un producto de la convención,
Aristóteles afirma que la sociabilidad es un rasgo o dimensión esencial de la
naturaleza humana. En la evaluación aristotélica de la condición humana,
resuenan los ecos platónicos de la concepción del hombre como realidad
intermedia entre las bestias y Dios, la vida en sociedad es imposible para las
bestias y es innecesaria para Dios, por lo tanto, aquel que no puede vivir en
sociedad o no tiene necesidad de ello porque es autosuficiente, ha de ser una
bestia o un dios, eso es lo que decía Aristóteles. Aun ahora, sigue vigente
la afirmación del Estagirita de que lo político es la diferencia específica que
distingue al ser humano de los seres que le son más cercanos, los animales. El quehacer político es la capacidad de
decidir sobre los asuntos de la vida en sociedad, de fundar y alterar la
legalidad que rigen la convivencia humana y de tener a la sociabilidad humana
como una sustancia a la que se le puede dar forma.
El vivir político en y para la Polis, era
al mismo tiempo el vivir colectivo, el vivir asociado, y más intensamente, el
vivir en comunidad. Por lo tanto, no es exacto decir que Aristóteles incluía la
socialidad en la política. En verdad, los dos términos era para él un único
termino, y ninguno de los dos se resolvía en el otro, por la simple razón de
que “político” significaba conjuntamente las dos cosas a la vez. De hecho la
palabra “social” no es griega sino latina, y le fue adjudicada a Aristóteles
por sus traductores y comentaristas medievales. Es claro que la palabra griega polítes (ciudadano), los romanos la
tradujeron como civis, lo mismo la palabra polis
se traduce al latín como civitas. Pero
cuando los romanos absorbieron la cultura griega, la ciudad griega había
sobrepasado ampliamente la dimensión que admitía el “vivir político” según la
escala griega. Por lo tanto la civitas,
con respecto a la polis, es una
ciudad de politicidad diluida, la
razón tiene dos explicaciones: La primera es porque la civitas se configura
como una civitas societas, es decir,
adquiere una calificación más elástica, que amplía sus límites. Y en segundo
lugar, la civitas se organizó jurídicamente,
por eso civilis societas se traduce
como iuris societas.
En resumen, los
romanos sustituyen la politicidad (sociabilidad)
griega por la juridicidad.
Al respecto, Cicerón (104-43 a C) sostenía que la civitas no es un conglomerado humano cualquiera, sin aquel
conglomerado que se basa en el consenso de la ley. Para Séneca (4
aC-65 dC), el hombre no es un animal político, sino, por el contrario, un sociale animal. Lo cual implica lo
contrario a la visión aristotélica, porque el animal social de Seneca y de los
estoicos, es el hombre que ha perdido la polis, que se ha extrañado de ella, y
que se adapta a vivir negativamente más que en forma positiva en una cosmópolis. [Giovanni Satori, La política, México, FCE, cap. 1.]
Referente al concepto poder, dentro de los múltiples significados que el DRAE da a esta palabra, exponemos los siguientes que son los que nos interesan: “1. Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo. 2. Gobierno de un país. 3. Acto o instrumento en que consta la facultad que alguien da a otra persona para que en lugar suyo y representándole pueda ejecutar algo. […] 5. Fuerza, vigor, capacidad, posibilidad, poderío. 6. Suprema potestad rectora y coactiva del Estado.” Precisamente esta última definición es la que nos interesa para los fines de nuestro curso, la cual debemos entender bajo el significado de “poder político”.
El
poder es uno de los
conceptos centrales de la Ciencia Política. Sin embargo, no es fácil de caracterizarlo con precisión y
no hay acuerdo entre los autores sobre qué debe considerase exactamente bajo el
concepto de poder y cuáles son sus características más relevantes. Sabemos que
es el poder, pero tropezamos con infinitas dificultades cuando tratamos de
definirlo. Incluso, podemos decir si una persona o grupo es más poderoso que
otro, pero somos incapaces de medir el poder.
Veamos algunos intentos de distintos
pensadores para definir el PODER. Según
Hobbes (1588-1679), el poder
consiste en “los medios presentes para obtener algún bien futuro aparente. [Leviatán, México, FCE, 1980, p. 69.]
Para Max Weber (1864-1920) es “la probabilidad
de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aun contra toda
resistencia y cualquiera que sea el fundamente de esa probabilidad.” De acuerdo
con Bertrand Russell es “la
producción de los efectos proyectados sobre otros hombres.” Para Laswell y Kaplan es “la participación en la adopción de las decisiones.” Según
Robert Dahl: “A tiene poder sobre B
en la medida en que puede lograr que B haga algo que de otra manera no hubiera
hecho.”
Podemos cubrir páginas enteras citando
diversas concepciones del poder, sin embargo, todas esas versiones tienen
rasgos comunes y sólo varían en función de la importancia que se dé a unos u
otros; según ésta, podemos analizar diversas corrientes de opinión.
Las particulares características que
presenta el poder como hecho social han ocasionado que los estudiosos de las
ciencias sociales enfaticen distintos aspectos de las mismas. Existen dos tesis
para explicar el poder, la tesis
relacional y la tesis sustantiva.
La tesis relacional parte de la idea de que el poder es una relación entre
hombres, que se da en función de conductas humanas, una determinante y otra
determinada. En cambio, la tesis sustantiva estima el poder como una sustancia,
a la manera de un bien que se pudiera poseer. La definición que vimos de Dahl
es característica de la primera posición, mientras que la de Hobbes se ubicaría
en la segunda.
Por otra parte es necesario decir que el
poder tiene diferentes maneras de manifestarse. Los tipos principales de poder
son:
· La fuerza, es el ejercicio del poder a través de medios físicos. La
fuerza incluye la violencia y la destrucción física.
· La persuasión, es un tipo no físico de poder, en la cual
el agente que usa el poder hace sus intenciones y deseos conocidos al agente
sobre el cual es ejercido el poder. La persuasión
es una parte importante de la política, que se manifiesta en: Lobbying, grupos
de presión, speechmaking, debatiendo, escribiendo cartas, emitiendo documentos con
la posición política y haciendo proclamas en forma de decisiones judiciales,
políticas, leyes y decretos.
· La manipulación es un poder no físico, en el cual el agente
que el poder sobre un segundo agente, oculta sus intenciones y propósitos que
motivan su ejercicio del poder.
· El intercambio es un tipo de poder que involucra
incentivos, en los cuales un agente da a otro un elemento a cambio de otro
elemento. Un agente puede obtener un objetivo o ejercicio de poder sobre otro
agente dando al segundo un incentivo de acuerdo con la voluntad del primero, si
el segundo agente sabe que será recompensado éste tiene un incentivo para estar
de acuerdo con el primero.
La
tesis relacional tiene más
aceptación en las ciencias sociales que la tesis
sustancial, por eso, se considera que el poder es, básicamente, una
relación humana, aunque en determinadas circunstancias, sobre todo derivadas de
su institucionalización, puede presentar el carácter de una sustancia susceptible
de ser poseída como tal. Sin embargo, consideraremos la definición de poder
como la capacidad de una persona o un grupo para determinar, condicionar,
dirigir o inducir la conducta de otros. Los distintos matices que pueden darse
en la relación del poder nos llevan a considerar las diferentes maneras en que
éste pude presentarse. Así, el poder se presenta de las siguientes maneras: el poderío, el mando, la influencia y la
autoridad.
El poderío
se caracteriza por la capacidad del agente para actuar sobre las conductas de los demás y está basado en el uso de la
fuerza física.
El mando
es una forma de poder que se sustenta básicamente en la normatividad (jurídica,
institucional o gubernamental).
La influencia
es una forma de poder que tiene su base en la motivación psicológica y
subjetiva por parte del sujeto cuya conducta se condiciona o induce.
La autoridad,
esta manifestación del poder se encuentra en el último peldaño de una escala de
valores de mayor a menor fuerza coactiva. [J. Eduardo Andrade Sánchez, Introducción a la Ciencia Política, México,
Oxford University Press, cap. 3.]
La palabra Estado tiene,
también, diferentes sentidos. Por ahora, se enumeran las que marca el DRAE:
“[…] 2. Cada uno de los
estamentos en que se dividía el cuerpo social; como el eclesiástico, el de
nobles, el de plebeyos, etc. […] 5.
Conjunto de los órganos de gobierno de un país soberano. 6. En el régimen
federal, porción de territorio cuyos habitantes se rigen por leyes propias,
aunque estén sometidos en ciertos asuntos a las decisiones de un gobierno
común.”
El Estado es una forma de organización política
que ha pasado por infinidad de facetas desde sus orígenes en la antigüedad Egipcia,
babilónica, griega y romana; pasando por la monarquía absoluta y el feudalismo,
hasta las nociones actuales de Estado: Liberas, de Bienestar, de comunismo y Estado
en general.
El Estado es la más reciente forma de organización
política, que hoy se ha transformado en Universal. Nació en Europa en la Edad Moderna
que comienza en el siglo XVI, y ha ido instaurándose como forma de organización
política de las sociedades en un proceso que dura hasta el siglo actual.
El concepto de modernización
intenta abarcar este proceso de cambios sociales y políticos que comienza en Europa
a partir del feudalismo y el absolutismo, se extiende a América del norte y del
sur, y posteriormente en los siglos XIX y XX se propaga por Oceanía, Asia y África.
Dentro del proceso de
modernización, el concepto de movilización social ha sido fundamental, puesto
que éste ha sido un proceso por el cual los núcleos principales de los antiguos
vínculos sociales, económicos y psicológicos, son erosionados y rotos, y la
gente queda disponible para nuevas pautas de socialización y comportamiento. El
resultado de este proceso de modernización social y política, es la aparición de
la sociedad nacional moderna, organizada políticamente en forma de Estado.
La sociedad moderna lleva en sí misma la semilla de un cambio social crecientemente acelerado, de manera que las estructuras y las relaciones sociales basadas en la costumbre y la tradición son sustituidas por otras, que derivan de los mecanismos del mercado, la negociación, la especialización funcional, el utilitarismo y la racionalidad instrumental.
¿Cómo surgió el
Estado? ¿Cuáles fueron los factores que dieron origen a su formación? Partamos
de un dato objetivo: efectivamente, el Estado existe. Aparece como una realidad
que recibe una denominación de parte nuestra. Realidad difusa, vaga, en el
sentido de que cuando nos referimos a él no aludimos a un objeto concreto, sino
a un complejo organizacional, rector de nuestras vidas y que, pese a carecer de
corporalidad palpable, produce una serie de manifestaciones que nos permiten
adjudicarle un nombre, que es precisamente el de Estado. En algunos casos puede identificársele con el concepto de país, en otros con lo que entendemos
por gobierno, pero en cualquiera de
ellos, cuando en nuestras conversaciones habituales mencionamos el Estado, nos
lo representamos de alguna manera o sabemos a qué hacemos referencia. Tenemos
idea general, no muy específica, a la cual atribuimos el término Estado.
Es
difícil establecer claramente el origen del estado, sin embargo podemos tratar
de explicarlo por diversas vías que, en tanto nos permiten alcanzar repuestas
teóricas, constituyen lo que llamaremos método. En este caso aludiremos a dos
de ellos: el filosófico-deductivo, que va de lo general a lo particular y el
método de las ciencias como la antropología en su rama etnológica, la
sociología y la biología, toda en función de la búsqueda de las raíces de
hombre como especie social.
Por
lo tanto, resulta difícil establecer el nacimiento del Estado con exactitud,
sin embargo, está claro que en cuanto el hombre empezó a formar grupos sociales
forzosamente se establecieron relaciones de poder que tuvieron que ser
reguladas para que la comunidad tuviera viabilidad y para crecer. A pesar de la
dificultad para datar el nacimiento del Estado, está claro que tiene una historia.
La historia del Estado la podemos rastrear en las primeras civilizaciones de
las que conservamos alguna referencia escrita. Así que iniciamos con el Estado egipcio (a pesar que la primera cultura registrada es
la Sumeria, al menos con quinientos
años anterior a Egipto) era una institución místico-religiosa, denominada
conceptualmente como Estado personalizado,
puesto que la autoridad y el poder se identificaba plenamente con un solo
depositario.
El estado griego ya ha sido estudiado anteriormente. Sin embargo,
hay que completar la información diciendo que a lo largo de la historia de la
Ciudad-Estado ateniense y del resto ciudades helenas sufrieron diferentes tipos
de gobierno, pasando de la monarquía a la democracia. Es también prudente mencionar
las instituciones fundamentales griegas:
La asamblea tenía carácter de popular
o democrática, que se denomina en lengua griega ecclesia. Estaba formada por los ciudadanos libres con edad mayor a
los 20 años.
Los jurados o dicasterías eran instituciones
populares que se encargaban de resolver asuntos judiciales, generalmente de
tipo económico.
El Consejo de los 500 tenía importantes atribuciones.
Era el encargado de preparar los asuntos sobre los que debía resolver la
asamblea, elaboraban su orden del día o programa.
El Consejo del Areópago. Esta institución derivaba
de la tradición de los consejos tribales de ancianos, que se había mantenido en
las organizaciones institucional durante mucho tiempo. Se encargaba de juzgar
los casos de delitos graves, como el homicidio o el incendio intencionales.
Los arcontes ejercían diversas
facultades de índole administrativa, judicial y religiosa. Eran una suerte de
ministros con determinadas funciones asignadas a cada uno de ellos.
El Estado romano, también mencionado antes, tiene
como principal característica sus rasgos jurídicos. Hay que recordar que la
evolución de la cultura y el Estado romano, como cualquier civilización humana,
tienen transformaciones permanentes a lo largo del tiempo, por eso es que la
organización social varía a lo largo de su historia, iniciada como reino, luego
como república y por ultimo como imperio.
Por
su importancia histórica y su trascendencia en el estudio del derecho es
importante mencionar las instituciones políticas romanas:
1. El consulado. Era un sistema dual del
Poder Ejecutivo durante la república romana, que surgió con la intención de
contrarrestar el poder único del rey. Al frente estaban dos cónsules, quienes
eran electos por los comicios centuriales
y ratificados por el Senado, que era
el cuerpo aristocrático formado por miembros de las familias más poderosas de
la época. Tenían una vigencia de un año, poder limitado y actuaban de manera
colegiada.
2. Las asambleas o
comicios.
Eran las llamadas asambleas públicas, de las cuales existían tres:
La
comicia curiata o comicios por curias. La curia era una
antigua división territorial ligada a ciertas funciones religiosas. Al
principio era formada por patricios y después con plebeyos, también, posteriormente
se volvió meramente una figura decorativa.
Los comicios por centurias o comicia centurata. A ellos les correspondía la elección de cónsules
y demás magistrados. Tenian diversas funciones: dictaban leyes generales,
podían iniciar guerras, firmar tratados de paz y designar censores. Sus
resoluciones debían ser ratificadas ulteriormente por el Senado.
Concilia plebis o asamblea de los plebeyos, también llamada comicios por tribus. Se integraban exclusivamente por la plebe y
su organización se fundaba en la pertenencia a las distintas tribus. Entre
otras funciones que tenían, elegían a los tribunos,
quienes protegían a la plebe de los abusos de los cónsules.
3. Las magistraturas. Eran los cargos
directivos del Estado romano. Los magistrados de mayor rango eran los cónsules.
A lo largo de la historia de Roma, se crearon diversas magistraturas: primero
los cuestores o gestores, que originalmente eran asistentes de los cónsules,
después adquirieron funciones de tipo financiero. Los pretores tenían capacidad para resolver litigios. Los ediles, que podían ser plebeyos o
patricios (ediles curules), quienes realizaban funciones vinculadas a los
servicios de la ciudad. La dictadura
era una magistratura extraordinaria con duración máxima de seis meses.
4. El tribunado. Eran dirigentes plebeyos
electos por comicios, para proteger a sus representados de los reales y
supuestos abusos de los cónsules. Tribuno significa “jefe de tribu”.
5. La estructura
institucional dual.
En el Estado romano existió algo similar al apartheid, ya que patricios y
plebeyos formaban órdenes sociales separados, cada uno con ciertos tipos de
instituciones. Plebeyos y patricios constituían organizaciones estatales
diferentes, pero vinculadas al Estado romano por razones económicas.
6. El Senado. Tenía raíces en el
antiguo consejo de carácter tribal, formado por los jefes de las principales gens, a quienes se llamaba patres. Estos jefes eran hombres
mayores, ancianos o senex. Este
cuerpo atendía los asuntos generales de la republica, sancionaban las leyes,
ratificaban las elecciones de los magistrados, decidían sobre los mandos de las
expediciones militares y manejaba el presupuesto del Estado. En suma,
concentraba los más grandes poderes del Estado romano.
A
la caída del Imperio Romano (476 dC) el poder político se disolvió a lo largo
de todo su territorio en diferentes formas, siendo la principal el reino. Por
lo tanto el Estado durante la Edad Media
es diversos: vikingos, eslavos, tribus mongólicas, el Imperio Romano de Oriente
o Bizantino y el mundo árabe.
A
finales de la Edad Media temprana (476-800) surgió el Estado carolingio, que
fue el fundador de los posteriores Estados europeos, primero se hizo llamar
emperador y después se alió con el papado (a través del papa León III), con lo
cual se sentencio la relación de la Iglesia católica en los Estados europeos de
la Alta Edad Media (Siglo IX al XII aprox.). Así el poder divino de la
monarquía era justificado por el papado y, éste, obtenía protección militar de
los reyes.
Hasta
el siglo XVII se funda el Estado moderno, en sentido de Estado nación y se le
pone más énfasis en su estudio y desarrollo. Las circunstancias sociales,
económicas y políticas que antecedieron a este periodo, llamado Modernidad, dieron los elementos
fundamentales para crearse nuevas formas de Estado, aun cuando en muchos lugares
se mantuvo el sistema monárquico de gobierno. Sin embargo, en este periodo nace
el concepto de país y de unidad nacional.
Durante
el siglo XVIII se dieron lugar dos eventos fundamentales en la historia
política de Occidentes, la Independencia de los Estados Unidos de América
(1776) y la Revolución Francesa (1789). Que sirvieron de modelos políticos y
sociales para los nuevos modelos de Estado surgidos durante el siglo XIX.
Al
final del siglo XVIII y el inicio del siglo siguiente, se empezó a dar una
serie de acontecimientos políticos, económicos sociales y culturales que hicieron
que surgiera el Estado Liberal. En Inglaterra
surge este modelo político, apoyado en lo teórico por los escritos de John
Locke 1632-1704) e impulsado por la Revolución Industrial. La fórmula que alude
al liberalismo tiene como principal característica la organización económica,
en la cual la burguesía conduce un esquema capitalista que avanza mediante la industrialización.
Su orientación ideológica se centra en señalar al ser humano como un ser libre,
mientras que su rasgo principal fue su expresión jurídica, la cual establece
que el Estado tiene la obligación de crear un ambiente basado en la razón de la
ordenación de la vida social mediante leyes objetivas, hechas racionalmente que
obliguen a los propios gobernantes a acatarlas.
A
pesar de que existen los códigos desde la antigüedad en Sumeria y Mesopotamia,
la visión del Estado Liberal o Constitucional
es completamente novedosa, porque establece la creación deliberada, por medio
de representantes de la comunidad, de un código que regule la estructura fundamental
del gobierno, que le fija limitaciones en sus atribuciones y poderes, que lo
sujeta a un conjunto de derechos y de obligaciones y que le señala, mediante normas
obligatoria, los límites de la autoridad estatal frente a las libertades de los individuos. Se le
llama Constitucional a este Estado porque se consolida en un pacto, que se
materializa en un documento, el ideal contractualista
y funda el Estado por la voluntad de sus miembros, al mismo tiempo, que garantiza
a éstos sus libertades y derechos naturales. El nuevo Estado surgió de la predominancia
burguesa sustentada en el bloque ideológico individualista-liberal-humanista. Vale
la pena mencionar que a este pacto se le llama académicamente, contrato social, que para el Estado
Liberal era considerado como la expresión de los interese generales de la
sociedad en su conjunto.
En
el siglo XIX surge la propuesta de un nuevo Estado, el Socialista. Basado en las
propuestas de los socialistas utópicos franceses e ingleses y en los escritos filosófico-económicos
de Karl Marx.
Grosso
modo los elementos principales de la teoría del Estado marxista son los
siguientes:
1.
La forma del Estado está determinada por las relaciones de producción. El
conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura de la sociedad
y, a partir de la misma, se desarrolla una superestructura política y jurídica.
2.
El Estado que surge del punto anterior no representa al bien común, sino los
intereses concretos de la clase dominante en el modo de producción del que se
trate. Así que con el desarrollo del capitalismo, la burguesía aparece como la
clase que domina el modo de producción del siglo XIX y, por tanto, domina al
Estado.
3.
Como consecuencia de lo anterior, el Estado, que por definición es una institución
centralizada del ejercicio del poder, se convierte en el instrumento de dominio
de la burguesía y en su aparato represor.
El
Estado Totalitario es la organización estatal centralizada que impone por la
fuerza un esquema social único. Es característico del siglo XX en cuanto a las
modernas técnicas de dominación que implica, fundamentalmente el
adoctrinamiento masivo para imponer una ideología de carácter secular. La ideología
oficial se impone, si es preciso, por la fuerza. Se trata de Estados policiacos
que establecen legalmente la dictadura de un partido único. Las dos variantes
del Estado Totalitario son el fascismo y el comunismo.
Al
inicio del siglo XX se estrena el Estado Fascista, fundado en Italia por Benito
Mussolini en 1922. Las características fundamentales son: una organización económica
que reconoce la propiedad privada de los medios de producción, pera que la
somete al interés nacional. Propone que la economía debe supeditarse al poder político
pues de otra manera, en la persecución de su propio interés, cada individuo o
grupo acentúa sus diferencias con otros incentivos de lucha de clases y
fomentando la desunión nacional. Ideológicamente, el fascismo no tiene el rigor
teórico del marxismo. Se pronuncia por fomentar una reacción emotiva más que
racional. El papel fundamental de la ideología consiste en fomentar las
emociones elementales de los individuos por medio de un gigantesco aparato de
propaganda.
El
Estado de Bienestar es el que garantiza estándares mínimos de ingresos, alimentación,
salud, habitación, educación a todo ciudadano como derecho político y no como
beneficencia. [Eduardo Andrade Sanchez, Teoría
general del Estado, segunda edición, México, Oxford University Press, 2003.]
1.2 Planteamientos
epistemológicos de la Teoría Política.
La epistemología es una rama de la filosofía que
se encarga de la definición del saber y de los conceptos
relacionados, de las fuentes, los criterios, los tipos de conocimiento posible
y el grado con el que cada uno resulta cierto; así como la relación exacta
entre el que conoce y el objeto conocido.
Ya
hemos visto que epistemología, proviene de la palabra griega
epistéme, que significa conocimiento
científico. Lo cual no remite directamente a preguntarnos ¿qué es el
conocimiento? El conocimiento puede reducirse a dos formas: saber y conocer. La garantía de acierto, en el saber, es la justificación objetiva. La objetividad supone el
acuerdo posible de una comunidad epistémica; todo saber, por ser objetivo,
puede ser impersonal. La garantía de acierto en el conocer, es la experiencia
personal, y ésta es intransferible. La “atadura” del saber a la realidad es una
asociación, mientras que la del conocer es individual. Cualquier conocimiento
tiene algo de saber comunitario y algo de conocimiento personal. Con todo, hay
tipos diferentes de conocimiento, según predomine en ellos una forma de encadenamiento
a la realidad. Podríamos ordenarlos en
relación con dos modelos ideales de conocimiento: La ciencia y
la sabiduría.
Tanto
en la ciencia como en la sabiduría intervienen el saber y el conocimiento
personal, pero su relación es diferente. En
la ciencia predomina el saber, mientras que en la sabiduría, el conocer.
Respecto
a la ciencia ya lo mencionamos su concepto en la
introducción a esta unidad primera de nuestro curso: “la ciencia consiste en un
conjunto de saberes compartibles por una comunidad epistémica determinada.” La
ciencia solo recoge aquellos hechos, captados por un conocimiento personal, que
sean accesibles a cualquier sujeto epistémico pertinente, expresables, por
ende, en un saber objetivo. En realidad,
el conocimiento personal del científico sólo interesa como forma de
comprobación de saberes generales: importa como una razón en que se justifican
enunciados teóricos o descriptivos sobre clases de objetos. Por eso, a la
ciencia no le interesa cualquier observación, sino sólo aquellas que están
previamente determinadas por el marco conceptual que aplica el científico, que
responde a preguntas planteadas en ese marco y pueden referirse a teorías
vigentes. La ciencia no está constituida por los conocimientos personales de
los observadores, sino por los enunciados generales, fundados en razones
objetivas, por eso es un conjunto de saberes compartibles por cualquiera.
La
sabiduría descansa en muy pocos saberes compartibles por
cualquiera, supone, en cambio, conocimientos directos, complejos y reiterados
sobre las cosas. Por eso, un científico no es necesariamente un hombre sabio,
porque sabio no es que aplica teorías, sino enseñanzas sacadas de experiencias
vividas. Se atribuye la sabiduría a los hombres viejos, experimentados, o bien
a los que han sobrevivido múltiples experiencias vitales y han sabido aprender
de ellas.
1.2.1 Modelos de la
teoría del conocimiento.
La teoría del
conocimiento o gnoseología se encarga de
las diferentes formas de conocer. En todo conocimiento podemos distinguir cuatro elementos: el sujeto que conoce, el objeto conocido, la operación misma de
conocer y el resultado obtenido que es la información
recabada acerca del objeto.
Por
otro lado, hay que decir que el conocimiento tiene tres niveles:
El conocimiento sensible,
consiste en captar un objeto de conocimiento a través de los sentidos; el conocimiento conceptual, que consiste en representaciones
mentales, las cuales son inmateriales, pero son universales y esenciales; el conocimiento holístico (Holos=todo
o totalidad), consiste en intuir un objeto, es decir, captarlo dentro de un
amplio contexto, como elemento de una totalidad, sin estructuras ni limites
definidos con claridad.
Existen
varias maneras en que los filósofos han explicado la manera o el proceso en que
los seres humanos conocemos. Las principales son: el Realismo,
en donde Aristóteles es su principal representante; el Idealismo de Platón y Descartes; el Empirismo inglés, representado por Hume y Locke; el criticismo kantiano; el racionalismo de
Descartes; el escepticismo griego de Pirrón; el relativismo griego de los sofistas; el materialismo dialéctico
de Marx.
En resumen, existen diferentes
maneras de explicar y entender el conocimiento humano. Sería extenso exponer en
este curso al detalle todas estas posturas epistemológicas, además de que no es
el objetivo de la materia. Baste con mencionar los más destacados y señalar que
su relación con la ciencia política estriba en que todas estas visiones y
maneras de entender el conocimiento tienen aplicación e influencia en los
conceptos e ideas políticas.
1.3 La Ciencia Política
como ciencia social.
Este punto ya lo hemos
menciona antes. Una vez establecido el concepto de ciencia, se
ha establecido una diferencia entre Ciencia Naturales, que
tratan de explicar los fenómenos de la naturaleza y las Ciencias Sociales,
que explica los fenómenos que surgen del hombre en sociedad.
Dentro
de las diversas disciplinas que conforman a las ciencias sociales se encuentra
la Ciencia Política y, por lo tanto, la Teoría Política. Además de ella,
podemos encontrar la antropología, la etnología, la historia, la psicología, el
derecho, la economía, la lingüística, la demografía, la sociología, la
pedagogía, la contabilidad y, más recientemente, la ecología, el urbanismo y la
geografía humana.
Es
fundamental resaltar lo dicho en clase acerca de la enorme diversidad de puntos
de vista, ideas y teoría que tratan de explicar adecuadamente el comportamiento
del hombre en sociedad. En la introducción y en el tema 1.1 de este curso se ha
hablado acerca de lo anterior, remito al alumno a ese lugar para que repase los
conceptos tratados. Lo importante es destacar que:
1. La Ciencia Política y la
Teoría Política forman parte de las ciencias sociales por explicar la manera en
que los seres humanos se unen para construir y organizan una sociedad, además
de cómo buscan el poder y el control dentro de la misma.
2. Existen infinidad de
posturas teóricas y prácticas para explicar esos mecanismos políticos.
3. A pesar de esta
diversidad de opiniones, se puede construir un discurso teórico que explica, más
o menos, adecuadamente la realidad política del hombre.
1.4 Modelos de análisis
de los fenómenos políticos.
Dentro de la teoría
política uno de los aspectos importantes es utilizar las herramientas teóricas
que nos brinda para poder explicar los fenómenos políticos dentro de una
determinada sociedad o, incluso a nivel global.
De
esta manera, los diferentes estudiosos de la ciencia y la teoría política han
propuesto diferentes mecanismos para analizar y explicar la realidad política
que nos rodea. Esas propuestas reciben el nombre de Modelos de Análisis Político.
Existe
diversos modelos de análisis político, pero en nuestro curso vernos cuatro
solamente: El estructuralismo es una
corriente o un enfoque teórico dentro de las ciencias sociales, creada por el antropólogo
belga Claude Levi-Strauss, basado en las ideas y propuestas lingüísticas de
Ferdinand de Saussure que aparecieron en su texto Curso de lingüística general (1916). El funcionalismo que esta íntimamente ligado al estructuralismo. La teoría de sistemas, que es otra
propuesta multidisciplinaria para entender la realidad política y el marxismo.
Al
margen, hay que mencionar que el orden en que aparecen los modelos de análisis en
el temario, no es el adecuado, porque estructuralismo y funcionalismo son dos
enfoques complementarios y, por tanto, deberían aparecer juntos.
Para
estudiar el estructuralismo, el funcionalismo y el enfoque sistémico se tomo
como referencia el texto de Eduardo Andrade, Introducción a la ciencia Política en el capítulo 9.
1.4.1 El estructuralismo.
El estructuralismo implica
estudiar el sistema político como una unidad global integrada por distintos
elementos que se vinculan recíprocamente. Se denomina de manera distinta a cada
uno de los enfoques empleados, cuando se analiza particularmente la manera como
están dispuestas las diferentes partes del conjunto, se suele hablar de estructuralismo.
Éste
ha sido un enfoque útil para explicar los diversos fenómenos políticos y se ha
empleado también en distintas ciencias sociales, además de la ciencia política.
Para entender el estructuralismo, se debe partir de la explicación del concepto
estructura. Que en su sentido
original, es la representación mental de la disposición de las partes de un
todo, este concepto implica la interrelación de diversas partes que se arreglan
de cierta manera para constituir el objeto que es materia de análisis.
Se
puede decir que el estructuralismo
es, en cierto sentido, un enfoque estático que se preocupa especialmente de
cómo es un objeto. La estructura es una conceptualización formal realizada
mediante un proceso de abstracción, de manera tal que nos permite entender el
modo como están dispuestas las partes, independientemente de otros aspectos que
pueda presentar el objeto observado.
La
estructura de los fenómenos sociales y políticos puede también ser identificada
y descrita, este proceso resulta útil para explicar su manera de ser y es, por
ejemplo, el esquema que se usa en la ciencia política para explicar la
estructura de poder de distintas instituciones de carácter político.
El
enfoque estructural en la ciencia política asume dos formas: La primera
consiste en el estudio de las estructuras institucionales a través de las
cuales se desarrollan los fenómenos de poder, se llama enfoque institucional. La segunda posibilidad de análisis se centra
en los conjuntos reales que determinan las decisiones de poder. Con este
contexto se estudian los procesos de análisis de los partidos políticos, los
grupos de presión, la estratificación social y las teorías estructurales del
poder.
1.4.2 La teoría de sistemas o enfoque sistémico.
Este enfoque se desarrolla
a partir de la consideración del objeto de estudio como un conjunto de partes
interdependientes, las cuales, además se caracteriza porque su estructura y sus
funciones lo distinguen del medio ambiente en el que está inmerso y permite
establecer la relación entre sistemas diversos.
Esta
manera de efectuar el estudio de un objeto presupone la consideración de
factores tanto estructurales como funcionales, pero eleva al primer plano el
hecho de que estima dicho objeto como ese conjunto de elementos identificables
a partir de una estructura y que realiza una serie de funciones específicas que
lo distinguen de otro sistema y permite que nos percatemos de las relaciones
entre ellos.
De
esta manera se puede considerar el todo
social como un sistema, o bien al sistema
político separadamente del sistema económico o del sistema cultural, y definir
los intercambios que se dan entre estos últimos. Así, por ejemplo, para el
estudio de la sociedad entendida como un sistema completo se requiere la participación
de economistas, politólogos, psicólogos, historiadores, etc. Como se advierte,
este enfoque no puede separarse de la idea de funcionalidad.
1.4.3 El funcionalismo.
El funcionalismo es un
método de análisis que puede funcionar conjuntamente con el estructuralismo,
porque mientras éste se pregunta ¿Cómo es un objeto? El enfoque funcionalista se pregunta ¿Qué hace este objeto?
La
noción de función se introdujo a las
ciencias sociales desde el campo de la biología. El sociólogo ingles Herbert
Spencer (1820-1903) desarrolló una analogía entre organismos vivos y la
sociedad, a esta perspectiva se le ha llamado, por esa razón, organicista, de
la misma influencia de la biología se desarrollo la idea de función, efectuada
por las distintas partes que conforman el organismo social.
El
funcionalismo y el estructuralismo son dos caras de la misma moneda. En
realidad, no existe el uno sin el otro. Cuando se efectúa una análisis estructural
para diferenciar las partes, se toma en cuenta a las funciones que las
distinguen. A partir de esta operación es posible determinar su disposición en
el todo. Por su parte el funcionalismo, al plantearse como problema principal
lo que cada una de las partes hace respecto al todo, tiene que considerar
también la estructura. Por lo tanto, se puede decir que todo estructuralismo es
funcional y que todo funcionalismo es estructural.
A
raíz de lo anterior, existen tres corrientes principales del funcionalismo: el
llamado funcionalismo absoluto, que atribuye a todos y
cada uno de los elementos del conjunto una función especializada que lo
distingue y que, en consecuencia, hace necesarias a todas las partes para el
logro completo de la función del objeto. La segunda corriente se llama funcionalismo relativo, desarrollada a partir de las
observaciones de Robert K. Merton, quien señalaba que no es posible afirmar que
todo elemento social o cultural realice necesariamente una función
indispensable y que, además, puede hablarse de disfunciones cuando una parte
del todo, en vez de colaborar al proceso general, actúa de manera que se
convierte en un obstáculo. La tercera corriente se llama funcionalismo
estructural, que enfatiza la relación entre las funciones y las partes
del todo que las desarrollan (estructura).